Coincidiendo con la fecha de cumpleaños, he recordado que ya ha pasado un año desde que puse pies en polvorosa y huí de la Cloaca. Si bien lo cierto es que no han pasado muchas cosas desde entonces, puedo afirmar que ha sido un año intenso, lleno de cambios y emociones.
Tras dejar atrás mi ya asentada vida en otro país: mis amigos, mi chica, mi trabajo… llegué a Marbella para trabajar en una compañía donde me explotarían laboralmente, y de la cual no tardé en escapar. Pasado otro mes, decidí que en aquella ciudad no me aguardaba nada y que en ella como mucho podría aspirar a llevar bandejas a ricachones con la cara roja como una gamba mientras yo no tenía dónde caerme muerto, así que me volví al nido paterno.
A día de hoy puedo aseverar en voz alta y firme que, si bien es cierto que mucho se me ha quedado por el camino para llegar adonde ahora estoy, también lo que es esas experiencias me han mejorando y me han convertido en la persona que ahora soy: una más fuerte y con autoestima.
Por último, me gustaría agradecer a mi santa madre por dedicarse en cuerpo y alma al bienestar de su familia y por hacerme este tiramisú que estaba más bueno que la hostia.